domingo, 19 de julio de 2009

Rouco Varela silencia el perdón de los obispos vascos mientras promociona libros pro-franquistas

En su gacetilla semanal recomienda leer a Ricardo de la Cierva
El pasado sábado, los obispos vascos marcaron un hito en la Iglesia católica al pedir perdón por lo que consideran el “injustificable silencio de los medios oficiales de la Iglesia” ante el asesinato de catorce religiosos vascos a manos del bando franquista durante la Guerra Civil.

En esta ceremonia religiosa, los prelados lamentaron que ni siquiera se celebrara por ellos un funeral ni se registrara su fallecimiento. “No es justificable, ni aceptable por más tiempo, el silencio en el que medios oficiales de nuestra Iglesia han envuelto la muerte de estos sacerdotes. Tan largo silencio no ha sido sólo una omisión indebida, sino también una falta a la verdad, contra la justicia y la caridad”, señaló durante la homilía el obispo de Vitoria, Miguel Asurmendi.

Posturas enfrentadas
Tal y como adelantó El Plural, la solicitud de perdón de los obispos vascos, que representa una nueva visión de la Iglesia respecto a la Guerra Civil, evidencia una lucha de poder en el seno de la jerarquía católica. Y es que la celebración de esta misa no sentó demasiado bien en la sede la Conferencia Episcopal que preside Antonio María Rouco Varela, y cuyo portavoz es Juan Antonio Martínez Camino (ambos defensores de beatificar únicamente a los católicos asesinados por el bando republicano).

Ni una palabra
Que a Rouco Varela no le gustó en absoluto la misa oficiada por los obispos vascos puede comprobarse en Alfa y Omega, el semanario religioso que edita el arzobispado de Madrid y distribuye el diario ABC. Este panfletillo, controlado férreamente por Rouco Varela, no dedica ni una sola palabra al perdón de los obispos vascos a los catorce religiosos asesinados por el bando nacional.

Promoción
Por el contrario, Alfa y Omega prefiere dedicar sus páginas a promocionar libros como 113.178 caídos por Dios y por España, obra firmada por Ricardo de la Cierva, ex ministro de UCD e historiador estrella de la derecha extrema.

Franquista
De la Cierva, colaborador de Intereconomía y defensor a ultranza de Jiménez Losantos, nunca ha ocultado su buena sintonía con el régimen franquista. Así, en sus obras más conocidas, entre las que destacan Francisco Franco, un siglo de España o El 18 de julio no fue un golpe militar fascista, se empeña en ofrecer una visión simpática de la dictadura que durante tanto tiempo padecieron los españoles. En sus ratos libres, centra sus esfuerzos en atacar a los masones, “entre los que se encuentra José Luís Rodríguez Zapatero”.

Franquismo puro y duro
El segundo libro que promociona esta semana el panfleto de Rouco Varela es Bajo cielos de plomo, obra en la que Amparo Cabeza de Vaca y Munilla (condesa viuda de Luque) narra “los terribles años de la Segunda República y de la Guerra Civil”. En definitiva, un libro en el que los lectores más retrógrados podrán deleitarse con una buena ración de franquismo puro y duro.

viernes, 3 de julio de 2009

EL GESTO PROFÉTICO DE LOS OBISPOS VASCOS

José Manuel Vidal



Hablan alto y claro. Con humildad, prudencia, moderación y valentía. El documento de los obispos vascos es una rara avis de los pronunciamientos episcopales. Porque, además, de pedir perdón y rehabilitar la memoria de sus curas “ejecutados” por el franquismo, pasan a la acción y convocan un funeral por ellos y toman otras medidas concretas para rehabilitar su memoria silenciada. Eso se llama predicar y dar trigo.

Sorprende, en primer lugar, la humildad del documento. Los obispos se sienten interpelados por su pueblo que, tras la beatificación masiva de los mártires “del siglo XX”, les recordaron a los “catorce sacerdotes ejecutados en los años 1936 y 1937″. Y “escuchan la petición”, reconocen las razones del pueblo y consideran “oportuno cumplir este deber pendiente”.

En segundo lugar, llama la atención lo claro que hablan. Sin subterfugios. La Conferencia episcopal lleva años sin pronunciar la frase “márires de la Guerra Civil”. Substituyéndola por el eufemismo de “mártires del siglo XX”. Los obispos vascos, en cambio, hablan abiertamente de “Guerra Civil” y de “ejecutados” por “quienes vencieron en aquella contienda”.

Y se explican con humildad y con verdad, dejando claro que no buscan “reabrir heridas” ni erigirse en “jueces de los demás”. Proponen la reconciliación, sin imponerla. Y piden perdón. Son capaces de pedir perdón por los errores cometidos en aquella época.

Y, además de pedir perdón, van a realizar gestos públicos concretos: un funeral, la publicación de una reseña en sus respectivos boletines oficiales y la inclusión de los nombres de los catorce curas en los registros de fallecidos.

¿Fueron los catorce también mártires? Es el nuevo paso que tendrán que poner en marcha los obispos vascos. Investigar si sus curas también murieron por “odio a la fe”. Y si así fue, elevarlos a los altares como los demás. Porque serían igual de mártires.

A partir de ahora, nadie podrá acusar a la Iglesia católica de mirar sólo hacia un “bando”. Otro servicio que presta el episcopado vasco. Echo de menos en el documento la firma del arzobispo de Pamplona, monseñor Pérez, que, otras veces, se suma a los pronunciamientos de los obispos vascos.