viernes, 3 de julio de 2009

EL GESTO PROFÉTICO DE LOS OBISPOS VASCOS

José Manuel Vidal



Hablan alto y claro. Con humildad, prudencia, moderación y valentía. El documento de los obispos vascos es una rara avis de los pronunciamientos episcopales. Porque, además, de pedir perdón y rehabilitar la memoria de sus curas “ejecutados” por el franquismo, pasan a la acción y convocan un funeral por ellos y toman otras medidas concretas para rehabilitar su memoria silenciada. Eso se llama predicar y dar trigo.

Sorprende, en primer lugar, la humildad del documento. Los obispos se sienten interpelados por su pueblo que, tras la beatificación masiva de los mártires “del siglo XX”, les recordaron a los “catorce sacerdotes ejecutados en los años 1936 y 1937″. Y “escuchan la petición”, reconocen las razones del pueblo y consideran “oportuno cumplir este deber pendiente”.

En segundo lugar, llama la atención lo claro que hablan. Sin subterfugios. La Conferencia episcopal lleva años sin pronunciar la frase “márires de la Guerra Civil”. Substituyéndola por el eufemismo de “mártires del siglo XX”. Los obispos vascos, en cambio, hablan abiertamente de “Guerra Civil” y de “ejecutados” por “quienes vencieron en aquella contienda”.

Y se explican con humildad y con verdad, dejando claro que no buscan “reabrir heridas” ni erigirse en “jueces de los demás”. Proponen la reconciliación, sin imponerla. Y piden perdón. Son capaces de pedir perdón por los errores cometidos en aquella época.

Y, además de pedir perdón, van a realizar gestos públicos concretos: un funeral, la publicación de una reseña en sus respectivos boletines oficiales y la inclusión de los nombres de los catorce curas en los registros de fallecidos.

¿Fueron los catorce también mártires? Es el nuevo paso que tendrán que poner en marcha los obispos vascos. Investigar si sus curas también murieron por “odio a la fe”. Y si así fue, elevarlos a los altares como los demás. Porque serían igual de mártires.

A partir de ahora, nadie podrá acusar a la Iglesia católica de mirar sólo hacia un “bando”. Otro servicio que presta el episcopado vasco. Echo de menos en el documento la firma del arzobispo de Pamplona, monseñor Pérez, que, otras veces, se suma a los pronunciamientos de los obispos vascos.

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